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miércoles, 24 de marzo de 2010

El Big Bang empezará el 30 de marzo

DANIEL 12 :4 Pero tú, Daniel, cierra las palabras y sella el libro hasta el tiempo del fin. Muchos correrán de aquí para allá, y la ciencia se aumentará.

1Timoteo 6:20 guarda lo que se te ha encomendado, evitando las profanas pláticas sobre cosas vanas, y los argumentos de la falsamente llamada ciencia




El mayor acelerador de partículas iniciará la próxima semana los experimentos científicos con el choque de protones con una energía nunca antes liberada

La colisión será bestial, sin precedentes. En un extremo del túnel de 27 kilómetros y a cien metros bajo tierra de la frontera francosuiza se soltará un haz de protones, y en la otra punta otro. Las partículas chocarán con una energía inédita de siete teraelectronvoltios (TeV), la suficiente para abrir una nueva ventana de la física y empezar a observar algunas de las partículas elementales cuya existencia se sospecha, pero que nunca han sido vistas. Será, también, el primer paso para empezar a recrear en la tierra, en un experimento controlado, el instante inmediatamente posterior al Big Bang que dio origen al universo. O al menos esta es la pretensión de centenares de físicos que ya tienen marcada una fecha en el calendario: el 30 de marzo. Será la puesta de largo del programa de investigación científica del Gran Colisionador de Hadrones (LHC), el mayor acelerador de partículas del mundo. Y lo será porque, por primera vez en la historia se producirá el impacto de dos haces de protones, que ya circulan a 3,5 teraelectronvoltios, con una energía nunca antes vista.
Ventana a lo desconocido
Los científicos cruzan los dedos ante la expectación generada. «Se va a abrir una ventana a lo desconocido, porque podremos mirar donde nunca antes se había mirado en un rango de energía que jamás se ha explorado», explica Juan José Saborido, uno de los investigadores de la nutrida delegación gallega que participa en el experimento, bien desde la Facultad de Física de Santiago o desde el propio Centro Europeo de Investigación Nuclear (CERN).
Desde el propio LHC, también conocido como la máquina del Big Bang, se ha batido en tres ocasiones el récord mundial de energía que hasta el pasado de noviembre lo obstentaba el acelerador del Fermilab de Chicago. Se ha multiplicado por siete. Y los siete teraelectronvoltios que se esperan obtener son tan solo la mitad de la potencia nominal de la máquina. Pero suficientes para que la comunidad científica pueda obtener resultados sorprendentes de aquí a los próximos 18-24 meses. Luego, la máquina se parará durante unos ocho o diez meses para reforzar su seguridad y, a continuación, forzar su máxima energía de 14 teraelectronvoltios.
«Cuanta más energía pongas aumentan las probabilidades de producir partículas más pesadas, que nunca se han visto, como, por ejemplo, las que forman la energía oscura. Nos acercaremos, probablemente, a unas condiciones muy próximas que reinaron en el momento del Big Bang. Nunca antes habíamos estado tan cerca», señala el físico Juan José Saborido.
La partícula divina
Y, quizás, en esta primera aventura sea posible localizar el Boson de Higgs, conocido también como la partícula divina, sobre el que se funda el actual modelo estándar de la física, pero que nunca ha sido observado. Es la pieza clave del puzle, la responsable de dotar de masa a los componentes más básicos de la materia.
La primera colisión de protones, sin embargo, no será fácil. El choque se espera para el 30 de marzo, pero para que colisionen los dos haces será necesario primero afinar la óptica. Incluso es muy posible que el objetivo no se logre el primer día. «El solo hecho de afinar los dos haces es en sí un desafío: es un poco como lanzar dos agujas a ambos lados del Atlántico para que choquen en medio del océano», explica Steve Myere, director encargado de los aceleradores en el CERN.
Una vez se consiga el ajuste, luego será todo mucho más fácil. Los haces van en fila, son como las cuentas de un collar, y una vez definida la trayectoria de colisión, cada 25 nanosegundos se producirá un estallido. «Cuando todo esté funcionando en modo nominal, según lo previsto, tendremos millones de colisiones por segundo», aclara el físico Juan José Saborido.